Sunday, September 17, 2006

BURGUESIA



La rubia y la morocha son hermanas. Están entre la adolescencia y la adultez, viven solas en un depto de dos dormitorios y son (felizmente) mantenidas por sus padres. Dadas las circunstancias, cada comienzo de mes se ven obligadas a tomar la tarjeta de débito y partir hacia el supermercado a comprar los víveres (antes de que sus padres lean este post y se los corten para siempre).
El lunes por la mañana, entonces, se levantaron bien tempranito, se tomaron unos cafés y se fueron a realizar la compra del mes. En la puerta del supermercado, la rubia propone tímidamente:
_Acordate que hace falta algodón. Podríamos comprar ese algodón que viene en pelotitas de colores pastel.
Ante el comentario, la morocha se pone muy seria, se detiene y le dice a su hermana (dos años menor).
_No, nena, hoy no. Hoy vamos a ser conscientes del esfuerzo de nuestros padres, vamos a revisar bien cada precio, vamos a comparar con los de los demás supermercados y vamos a comprar lo estrictamente necesario para sobrevivir hasta fin de mes. Ya somos grandes, basta de pelotudeses. Basta.
Una hora y media después, la rubia y la morocha tomaban un taxi hacia su casa cargadas de bolsas que contenían algunos alimentos en su mayoría de plástico (cajas de cereales de chocolate, hamburguesas, queso rallado, cafémuchocafé, un par de cajas de leche, puré de papas en bolsa, salchichas, ketchup, varios paquetes de fideos, muchas cajas de puré de tomate, latas de atún y paté) y los siguientes productos, que terminaron espontáneamente subiéndose a su carro cuando se acercaban al sector del algodón:

- Algodón.
- Algodón en pelotitas de colores pastel.
- Demaquillante de ojos.
- Toallitas demaquillantes de ojos.
- Jabón de coco.
- Gel para limpieza del rostro.
- Exfoliante suave.
- Esponja.
- Esponja vegetal.
- 3 cepillos de uñas porque duran poco.
- Desodorante roll on.
- Desodorante en aerosol.
- Sales de baño.
- 2 jabones líquidos para ducha (la rubia quería el violeta, la morocha quería el verde y no hubo forma de que se pongan de acuerdo).
- 2 champús (la rubia compró uno para ella porque el que tenía en su casa casi nuevo “le deja feo el pelo”. La morocha compró uno para ella porque le gustó el olor).
- Crema para peinar y,
- Gel para el pelo (ninguna de las dos usa semejante cosa, pero a esa altura que hacían cinco pesos más).

Se acercaron a la caja, un poco preocupadas por el considerable exceso de gasto en frivolidades. Pero cuando estaban en la cola, la rubia vio algo increíble cerca de la caja: una cortina de baño blanca con corazones rojos. A pesar de que se habían mudado hacía dos meses, y por lo tanto su cortina de baño era técnicamente nueva, esta era sencillamente hermosa, y no había nada que hacer. Costaba veinticinco pesos y había que llevarla. La morocha se opuso.
_No, no, ya llevamos demasiadas cosas. _Dijo como tomando conciencia de la situación. _En la cuenta solo quedaban doscientos pesos y no nos van a alcanzar los fondos para pagar esto. _Agregó muy seria.
Pasaron todos los productos que llevaban y se encontraron con una cifra grande pero feliz: 175 pesos.
_Ah, mirá. _dijo la rubia con tono inocente. _Tenemos veinticinco pesos todavía.
_Sí. _en el silencio que se hizo la tensión era insoportable. El aire se cortaba con cuchillo. A las dos les transpiraban las manos. _Bueno traéla.¡Pero rápido!
Una vez en casa, habiendo quedado con cero pesos en la cuenta corriente y mucho olor a plástico nuevo en su baño, la morocha se arrepiente un momento y recuerda que había que pagar el teléfono (cuenta larga y terrible, por cierto). Pero la rubia, buscando una bolsa lo suficientemente grande como para tirar su vieja cortina de baño sin onda, sonríe a su hermana dice:

_Y bueno, somos chicas. Necesitamos cositas.

3 comments:

joAco said...

"Necesitamos cositas"

Ah... otra prueba más de lo peligrosas que son las mujeres...

Dependiendo del tono en que lo haya dicho, dele un apretón de manos o un cachetazo a su hermana de mi parte

Anonymous said...

el supermercado tiene un gran poder para hacerte comprar estupideses

Anonymous said...

JaJAja, muy bueno, aunque nos hallamos indignado con la alienacion, con la explotacion del sistema sobre nosotros, "oh estupidos ciervos del capital" y blablabla! , la verdad es que somos bastantes felices comprando algo que queremos. Y si bien el dinero no compra la felicidad, por lo menos se hacerca más que muchas otras cosas JEJEJEJEJJEJE