Tuesday, August 29, 2006

COSAS DE HOMBRES

Conversación entre dos amigos el sábado a las tres y cuarto de la mañana en la puerta de un bar. Llamaremos a estos amigos Sujeto A y Sujeto B, para no revelar sus verdaderas identidades.
Pasan cuatro chicas lindas y ambos sujetos se quedan mirándolas.

Sujeto A: Me quiero poner de novio.

Sujeto B: (No dice nada, asiente con la cabeza mientras ve a las damas alejarse)

Sujeto A: (Intentando captar la atencion) Yo quiero una chica indie.

Sujeto B: Vos sos un pelotudo.

Sujeto A: (abriendo grande los ojos) ¿Pero por que?

Sujeto B: (No dice nada, niega con la cabeza).

Sujeto A: ¿Por que decis eso? quiero conocer una chica genial, enamorarme, estar bien.

Sujeto B: (Piensa un momento) Puede que tengas razón.

Sujeto A: ¿Ves? ¿Ves que entendés lo que te digo?

Sujeto B: El problema es que a vos te gustan las snob, hermosas, con dinero, inteligencia y mucho talento artístico.

Sujeto A: (Abre los brazos, comprende que él y su amigo hablan el mismo idioma). Claaaaaro, de una. Eso quiero.

Sujeto B: (Junta los labios y niega). No la vas a conseguir. Conformate con una hippie.

Friday, August 25, 2006

LIQUIDACION!

COMPRE UNA REMERA Y LE REGALAMOS UN CEREBRO!



Aprovechando el fin de semana largo, me fui a Santiago del Estero a visitar a mis primas, con quienes solo comparto el sexo y la franja etaria.
Habiendo llegado a la mañana, me llevaron al centro a que mi prima la mayor se compre un pijama (no recuerdo cuando fue la ultima vez que me compré un pijama. Ella se compro cuatro. todos Caro Cuore).

En las escasas vidrieras del centro de aquella deprimente "ciudad", vi varias remeras para chicas, muy lindas y exclusivas, algunas con diseños psicoldélicos o pintadas a mano. Pero me llamaron particularmente la atención una roja de
Jimmy Page y una blanca de Elvis Costello. Y pensé dos cosas.

a) Que bueno que existen remeras de bandas para chicas
y
b) Que bueno que se consiguen en lugares como Santiago del Estero.
Y ambas premisas me llevaron a una conclusión
c) Que bueno que en Santiago del Estero hay chicas que escuchan buena música y consiguen fácilmente remeras de sus bandas favoritas.

Me quede con ese pensamiento, lamentando no tener en ese momento treinta pesos para comprarme alguna. A la noche salí con mis primas a un bar (más tarde me enteraría que de hecho es "el unico" bar decente de Santiago)que estaba, después de dos daikiris, bastante bien. Se escuchaba The Cure, Depeche Mode, y, lo mejor de todo, ¡se podía fumar adentro! (imposible no pensar en la 7575 de tucuman).

Mis primas, lookeadas como corresponde, saludaban a todo el mundo y me presentaban, hasta que se acercaron a nosotras tres chicas que nos dieron besos y nos invadieron con sus perfumes. Miré en primer lugar a la más alta, una morocha flaca y linda con el pelo larguísimo y mucho maquillaje. Pero lo que me llamó más la atención fue su remera: sobre un fondo negro, ahí estaba, sin saber exactamente qué hacía ahí, la tapa de London Calling.

Las chicas conversaban animadamente entre ellas hasta que empezaron a despedirse. Entonces, alegre como estaba, me animé y le pregunté qué otro disco de The Clash le gustaba. Me miró con los ojos muy abiertos durante unos segundos (le deben haber horrorizado mis zapatillas y mi carré pasado de moda)y luego contestó, hediendo a chicle de sandía, que NO SABIA DE QUE LE ESTABA HABLANDO.

Mi primer impulso fue pegarle, sí, darle una piña, recortarle su remera hermosa con una tijera y mandarla de vuelta a las vidrieras de los koreanos, de donde nunca tendría que haber salido. Pero no lo hice porque no me gusta la agresión física y sobre todo porque era mas alta, mucho más alta que yo.

Me quedé callada mirándola, aunque ella por supuesto ya no me estaba mirando. Cuando las chicas empezaron a irse y me saludó, le dije en voz muy baja "tenés una remera de The Clash". Y en voz más baja aún, casi inaudible con la gente alrededor que gritaba I will survive, le dije "sos muy estúpida". Le conté la anécdota a mi prima la más grande. Sonrió y dijo "mejor, es la novia de mi ex". Y se alejó a comprar un trago con su remera de Led Zeppelin. No me atreví a preguntarle si los conocía. Prefiero el beneficio de la duda.