Saturday, April 28, 2007

Garganta con arena

Enpezó el martes. Nos levantamos tempranito para bajar a desayunar y, con el primer trago de café, me di cuenta de que me picaba la garganta. No es nada. Subimos y, para evitar despertar al resto, me fui a estudiar a la salita que queda acá al lado, donde me quedé hasta el mediodía. (La luz del sol a las ocho de la mañana entraba de manera tal que se me ocurrió que podría ser una sala de ensayo de una escuela de danzas clásicas. Colgadez).
A la tarde, clases, una nueva lección oral en América II (Sra. profesora de América II: que yo sea increíblemente inteligente, venga de otro país y eso le parezca enriquecedor para sus clases NO significa que tenga que hacerme hablar absolutamente todo el tiempo. Lo único que le advierto es que soy capaz de matar. Sepaló).
Del martes para el miércoles me molestó el ventilador y la mañana del miércoles desperté con frío y los ganglios inflamados. Bajé, tomé el café y se me pasó. Terminé los apuntes de América III, para la prova del viernes. A la siesta, me dolía la cabeza, me tomé un Ibuprofeno y dormí toda la tarde. (Tuve un sueño bien flashero. Estaba con P en el Parque da Redençao, y el podía hacer aparecer cualquier cosa que yo nombrara. Palomas, helado, un arcoiris. Hacía frío y teníamos puestos unos tapados rojos). Esa noche dormimos sin ventilador a pedido mío, y menos mal porque el jueves amaneció completamente frío. Y a pesar de mi ya patente dolor de garganta, y de no haber traído ropa de invierno, total Brasiiiiil, la la la la la la la la, me alegré mucho y me acordé de la galleguita de Los Amantes del Círculo Polar, cuando parada frente a la esuela declara "me encanta que haga frío". Me sentía mal y todavía me faltaban todos los textos de Revolución Mexicana. Me tomé un par de analgésicos, ya no me acuerdo si Ibuprofeno o Paracetamol, también ya que estaba me metí una cafiaspirina plus con mate, y así estudié, sin entender demasiado, todo el día.
Ayer, viernes, día de la prova, me sentí bastante bien. Me di una ducha y a las seis me fui a rendir. (El exámen era una cosa de lo más extraña. Tenías un texto largo sobre Revolución mexicana, escrito por un marxista que no vimos, con unas cuatro o cinco frases subrayadas. Eran las frases que tenías que, más o menos, compare and contrast con los autores que vimos. Había un par que no las entendí muy bien. Bueh, escribí muchísimo, todo rápido y mal redactado, como si fuera ahora o nunca, y fui la segunda o tercera en terminar. La profesora, sorprendida.)
Volví en el colectivo temblando, y no salí.
Hoy estoy oficialmente enferma. Me duele todo el cuerpo, tengo los ganglios inflamados, la garganta roja y soy una fábrica de mocos. La gente se fue temprano y estuve todo el día sola. Empecé una caja de antibióticos de amplio espectro y terminé una novela. Dormí de a ratos e intenté estudiar. Hace como una hora, me acordé que exactamente igual me sentí muchas veces, y que solo una fue grave. Ahora todo es complicado. No puedo ir al médico ni llamar a mi mamá. Soy grande, soy grande! y tengo que arreglármelas solita.
Me voy a tomar una sopa y a empezar Wasabi. Y espero (ja!) que este no sea mi último post.

Monday, April 23, 2007

Cruzada por la discriminación (pero no sé si a favor o en contra)

(es posible y hasta probable que este blog sea suspendido en breve. De hecho no se si suspenderlo o solo mejorarlo. Es posible mejorarlo??? No sería mejor empezar de cero??? Muchas preguntas, amigos, muchas preguntas, pero por ahora va esto).
Acabo de participar de una de esas discusiones-al-pedo-entre-gente-que-no-sabe-demasiado-del-tema pero que merece un cierto nivel de debate.
En las universidades públicas de Brasil el acceso es por demás restringido. Los datos estadísticos de las Vestibulares indican que, en Historia, por mencionar una carrera de escasa demanda, pasa el examen aproximadamente uno cada ocho postulantes. Los datos acerca de carreras como Derecho o Medicina los desconozco, pero se los pueden imaginar.
Pues bien, actualmente, existe el siguiente proyecto: que en cada aula, de aproximadamente treinta vagas (vacantes, sillas, no sé) tenga que haber como mínimo dos negros, afroamericanos, personas de color o como quieran llamarlos. A mí esto me parece una barbaridad en dos sentidos:
a)- Puede haber dos personas no-negras que se queden afuera solo por el hecho de no ser negras.
b)- Se trata de una total y absoluta discriminación hacia los negros. Es decirles "son negros, pobrecitos, pero pueden entrar a la universidad, sean como sean sus exámenes".
Si la no discriminación se basa en que somos todos iguales, seámoslo, y demostrémoslo con verdaderas prácticas. Olvídense de que los negros son diferentes y denles las mismas oportunidades, pero de verdad, no incluyendolos en la estadística. En cada aula debería haber uno, dos, veinticinco o ningún negro, de acuerdo con su capacidad intelectual y no con su color de piel. Y por otra parte, imagimemos esto, en el formulario del exámen debería haber una casilla para completar en la que se especifique "etnia", o "raza", lo cual me parece una aberración total. Qué pasaría con los mestizos? Cuán negro habría que ser para entrar en la categoría "negro"?
Hay quienes argumentan que, sin leyes como esta, los negros nunca entrarían en la universidad, así como las mujeres nunca hubieran entrado al congreso. Pero me parece que, en ese caso, los mecanismos para "igualar" o "incluir" deberían ser otros, y no precisamente los que les recuerden a las minorías que ellos son los diferentes.

Thursday, April 19, 2007

and i´m going to be forty!

El primer semestre del año pasado, fue de intercambio a la UNT una chica llamada Juliana (se dice Giuliana, o Yuliana). Y si bien éramos compañeras en una materia (Argentina II), ella se empezó a relacionar con gente que me desagrada (L. y su banda de justicieros de cartón), motivo por el cual nunca establecí ningún tipo de relación con ella. Nunca supe donde vivía en Tucumán ni de que parte de Brasil era. Es más, creo que no sabía su nombre. Eso es tan yo.
Un año después vine a parar a su ciudad y a su universidad. Y ella sí se acordaba de mí y sabía mi nombre, cosa que me avergonzaba sobremanera.
Y como probablemente sea mucho mejor persona que yo, no tuvo en cuenta el hecho de que yo no le hubiera hablado nunca cuando era ella la extranjera, y en muy poco tiempo nos hicimos amigas (todo aquí parece suceder en muy poco tiempo). Somos compañeras en Historia do Brasil III y fuimos juntas a un par de fiestas con "cachorros quentes" y cerveza a precio irrisorio.
Anteayer me la encuentro a la salida de la biblioteca, ambas cara de orto. Yo tenía parcial ayer y ella tiene que entregar el tema de su proyecto de investigación final la semana que viene. Decidimos tomar rápidamente un café (el café de acá es demasiado rico, en serio) y la conversación académica terminó, de golpe, deviniendo en "yo lo que quiero es hacer cualquier tema fácil para sacarme de encima esto, entregarlo, recibirme y empezar otra cosa". Si bien hay días en que creo que odio la historia, semejante afirmación me pareció extrema y triste. Su argumento, válido por cierto, era más o menos el siguiente: "no quiero pasarme la vida leyendo, escribiendo, leyendo, escribiendo. Por qué? Para quién?".
Y yo, para que se relaje un poco, y para no tener que odiarla, le dije que bueno, que yo tampoco estoy segura de querer pelearme en el mundo académico toda mi vida, y que además me interesan tantas cosas que a veces quisiera haber estudiado otra cosa, desde periodismo hasta ingeniería industrial. A lo que ella responde:
_Si, a mi me pasa lo mismo. Pero bueno, todavía podés hacerlo, sos muy joven. Yo ya me tengo que recibir, tengo 23 años, vos cuantos años tenés?
_21._ Contesté.
Mientras la cajera me cobraba el café, me di cuenta de que... HABIA MENTIDO MI EDAD POR PRIMERA VEZ!!! Y lo peor es que no lo pensé ni quise mentirle. Simplemente pensé que era así, que tenía 21 años.
Lo más patético del asunto es que, diez minutos después de terminada la conversación, ya no podía decirle "no, mirá, me equivoqué y no sé ni cuantos años tengo".
Asi que quedó como que tengo 21, nomás.

Sunday, April 08, 2007

Antes de la caipirinha (clásico)

Dg y Grd duermen una siesta tardía, para poder acostarnos tarde.
M y M fueron a misa, es Pascua. (?)
Flr habla del libro que terminó de leer ayer, y que yo comenzaré mañana.
Irn mira fotos y se ríe sola a carcajadas.
Qué tendré que ver con todo esto? Qué tengo en común con todas estas personas que me ven diariamente recien levantada y sin delineador, con quienes como dos veces al día y con las que acabo de irme de vacaciones?
Caigo rápidamente en la cuenta de que no toleraría tantas de sus cosas en otras circunstancias. Ni hablar de ellos soportarme a mi, por supuesto.
Empezó, creo, la mejor etapa. Ya hemos liquidado (espero que para siempre) los temas de los que se habla cuando uno acaba de conocer gente: religión, orientación política, ocupación de los padres, intereses musicales y literarios, aborto o no aborto, drogas o no drogas, eutanasia o no eutanasia, promiscuidad o no promuiscuidad.
Ya nos hemos contado verdades fundacionales y experiencias fundamentales. Lo que quedó oculto, oculto está. Lo que no se dijo no va a decirse.
Los días se componen de momentos absolutamente cotidianos, trillados, vamos a comer?, cursamos juntos hoy? a que hora volvés?
De pronto estoy ocupada por una energía casi new age y por un grado de relajación que jamás tendría en otra parte.
Ahora comienzan las verdaderas relaciones. Ahora empieza nuestra historia. Ahora tendremos nuestras propias vivencias, con sus delirios y sus momentos, y no tenemos más necesidad de hablar del novio de una o los padres del otro. No nos conocemos, y estamos obligados a estar juntos y a pasarla bien.
Y lo más extraño, para una persona snob, creída y desagradable como yo, es que está funcionando.