Sunday, October 22, 2006

cualquier parecido es mera coincidencia

J. me deja un comment en mi ultimo post (Hacia la libertad. Para entender este tienen que leer el otro) que dice lo siguiente: che, alterego, mirá esto. Y la siguiente dirección

http://rincondelcoke.blogspot.com/2006/10/hacia-la-libertad.html .

La miro y no doy crédito a mis ojos.

Les pido que hagan lo mismo. Tienen mi permiso para basurear sin piedad al autor de los hechos.

Que felicidad, me plagian, soy una verdadera escritora!


PD: ¿Que se podría esperar de alguien que reemplaza PJ Harvey por Evanescence???

Sunday, October 15, 2006

Hacia la libertad

_En una hora, entonces.
_En una hora.
_Nos vemos, corazón.

Se dan un beso y se alejan en direcciones opuestas. Era domingo, pero el lunes era feriado y habían decidido ir a comer algo a la noche. Pizza, un helado, buen sexo en la casa de él. Se habían encontrado por el centro de casualidad, y ella vivía cerca. “Voy a lo de Pablo a buscar unos discos que quiero grabar, te paso a buscar como a las diez”, había propuesto él. “Perfecto”, había dicho ella y ahora caminaba hacia su casa. Le hacía ilusión la idea de salir un domingo. Había estado estudiando mucho y casi no se había movido de su casa en todo el fin de semana.

Llega al departamento, donde no hay nadie. Se había levantado temprano y estaba cansada, de hecho hubiera preferido que se encuentren más tarde para poder dormitar aunque sea un rato.

Entra al baño y se siente tentada de llenar la bañera y sumergirse una media hora, pero ya son las nueve y cuarto y él tiene que venir a las diez. No hay tiempo, piensa y abre la ducha. Se baña a toda prisa, porque sabe que no sabe qué ponerse y que va a demorar en esa cuestión. Sale del baño acalorada por el vapor y enciende el aire acondicionado de su cuarto. Se pone un pantalón nuevo y empieza a sacar remeras del placard. La verde, la roja, la blanca. La blanca, piensa y se la pone. No, la blanca se ve vieja. ¿Dónde estará la negra con mangas de tul? La busca rápidamente, pero no la encuentra y ya son las nueve y treinta y cinco, y todavía tiene que maquillarse y secarse el pelo. La verde, decide finalmente, pero con jeans. Se viste y se detiene varios minutos frente al espejo. Está feliz de estar con él. Era el chico imposible, el chico que todas querían y que de pronto la quería a ella. Llevaban casi seis meses juntos, y eso, pensaba, era mucho tiempo. Se reían de los mismos chistes, veían las mismas películas. Era genial.
Simplemente genial.

Se pone unos zapatitos nuevos y se seca el pelo dejándolo húmedo porque no hay tiempo. Las diez menos cinco. Bueno, si me tiene que esperar mientras me maquillo, que me espere. Se pone crema, luego un polvo muy volátil y blanco como ella misma. Se delinea los ojos con un lápiz negro fino. Se pone rimel. Las diez y diez. Podría pintarme los labios. Prueba con un par de colores pero no la convencen y se lo saca. Diez y veinte. Ya debe estar llegando. Se pone perfume y piensa si debería o no llevar una campera. Diez y media y apaga el aire acondicionado. Se va al living. Podría ver tv un rato pero para qué si el ya llega. Finalmente lo enciende y ve un par de video clips. Shame de PJ Harvey y otros que no conocía. Las once y sus padres vuelven de la casa de unos amigos. No lo vieron?, ¿Vas a salir? Sí, mañana es feriado. ¿Necesitás plata? No, estoy bien. Se van a dormir. Las once y cinco y se da cuenta de que el portero eléctrico no funcionaba la semana pasada y de que tal vez está esperando abajo. Agarra los cigarrillos y el encendedor y baja. No está. Fuma un cigarrillo y lo espera. Las once y cuarto. Tal vez entendí mal. Tal vez fue a buscar el auto a lo del padre. Sube y llama por teléfono. Hola. Es el padre mismo. No, no está, no vino. Creo que iba para tu casa. Chau, gracias, chau. Se ve de nuevo en el espejo. Tal vez debería ponerme pollera. Tal vez le pasó algo. Sí, le pasó algo terrible, salió de lo de Pablo y fue a comprarme un regalo, pero le robaron en la calle y lo tienen de rehén junto al dueño del negocio. Pero es domingo y es de noche, y no hay nada abierto. Nada. ¿A dónde iremos a comer? Doce menos diez y se recuesta en el sillón nuevamente. Lee una revista. Se cambia la remera porque se le arrugó, pero que bueno que encontró la negra. Se mira nuevamente y se da cuenta de que está enojada. Muy enojada. Se pinta de nuevo los ojos. Se lava la cara. Cuando venga bajo en pijama y le digo que no salgo. No, a mi no. A mí no me hacen esto. No me voy a enojar, solo le voy a decir que estoy cansada. Porque estoy cansada. Me levanté a las siete y media. Debería ponerme a ver el segundo cuadernillo. Se tira en la cama, agarra el cuadernillo. No va a funcionar. Esto no va a funcionar. Te odio, te odio, por qué me hacés esto. Las doce y media, Los Simpson. Enciende de nuevo el televisor y acaba de empezar. Es el capítulo del niño fisión. Genial. Pero ya lo vio. Se recuesta y pone un almohadón detrás de su cabeza. Se queda dormida y cuando el portero suena se despierta desconcertada. Está nerviosa. No agarra la cartera porque no sale. Baja por el ascensor. Está todo mal. Está todo mal. La una menos diez. Cruza el pasillo y lo ve en la entrada. Abre la puerta y lo mira. Tiene las pupilas dilatadas y el pelo revuelto.

_Mi amor, perdón, justo llegó Juan con unas cervezas. ¿Vamos?
No se percata de su cara lavada ni de su falta de cartera. Ella sonríe.
_Vamos.

Thursday, October 05, 2006

siesta



Cuando era niña solía tener hermosos sueños casi todas las noches, claros, nítidos, que parecían reales. En mi adolescencia dejé literalmente de soñar (dios! suena como una frase de algún cantautor grasa!) y hace ya años que sueño muy poco y mis pocos sueños son difusos y sin sentido, sin contener mensajes reveladores ni nada por el estilo. Pero hoy, entre las dos y las tres de la tarde me acoste a dormir una siesta (pese a haberme levantado a las diez de la mañana) y soñé lo siguiente (acepto toda clase de interpretaciones):
estoy bajando por las escaleras de mi edificio y en el primer piso me encuentro a un chico igual a Milo Ventimiglia (foto) que no es Milo Ventimiglia pero es idéntico. El sujeto tiene alguna vinculación con la señora del tercero A, es su nieto o algo así. Nos ponemos a charlar de un disco de Yo La Tengo que no tengo (que creo que no existe, él me decia el nombre y a mi ni me sonaba) y me decía que había leído mi blog y le había gustado. Yo no dejaba de pensar en que este chico era igual a Milo Ventimiglia pero me daba verguenza decirle, pensaba "todo el tiempo le deben decir eso, voy a quedar como una telemaníaca enferma". Y en eso que estabamos hablando empezamos a subir las escaleras, subimos muchos muchos pisos hasta llegar a una terraza de piso blanco (aunque mi edificio no tiene terraza) donde nos sentábamos a seguir conversando. En un momento me dice que su serie de tv preferida es Gilmore Girls, y yo coincido, como en todo lo que hablábamos. Me sentía nerviosa, confundida, contenta. Entonces me dice que se tiene que ir y me pregunta si podemos vernos más tarde, si puedo darle mi teléfono. Por supuesto se lo doy, quedamos en salir esa noche y se aleja luego de hacer esa sonrisa con la mitad de la boca. Entonces entro a mi departamento: mi padre vino a visitarme y se queda varios días. Me siento feliz de verlo y lo abrazo. Pero no puedo salir con Milo Ventimiglia. Maldición.

Sunday, October 01, 2006

El mundo según Irving (qué título obvio!)




Bueno hoy la chica confundida se pone intelectualoide y habla de libros. Aprovechen, quizás no vuelva a suceder.

A las tres menos cuarto de la mañana de anoche terminé “El mundo según Garp”, cuarta novela de John Irving que leo. Y si bien debo decir que no fue mi favorita, (ninguna ha podido superar a “A widow for one year, tristemente traducida como “una mujer difícil”) sí me dejó la misma sensación que me dejan todas las novelas de este autor: son esos finales felices pero irreverentes y retorcidos. Son esos finales en los que todos los personajes que terminan vivos terminan bien, pero tras haber pasado por cosas tremendas de todas clases que los transforman para siempre.

Su modo de escribir es muy simple, sin palabras rebuscadas ni demasiados adornos, y sus historias suelen ser lineales, pero su modo de escribirlas les da un tinte único: sin intentar hacer una crítica literaria, lo que trato de decir es que Irving tiene la capacidad de relatar sucesos terriblemente dramáticos sin que lo parezcan, y de contar las cosas más inverosímiles (como que una señorita cuyo rostro está arruinado por la viruela se disfrace de oso durante años) como si se tratara de lo más normal del mundo. Parece un escritor capaz de hacer estallar la bomba atómica… sutilmente. Creo que es por eso que lo disfruto tanto.

Lo que suele hacerse siempre que uno lee varios libros de un mismo autor en un período relativamente corto es tratar de identificar sus obsesiones, y las de Irving son varias y rebuscadas. Hay elementos que se repiten en sus historias, como los osos, (reales y ficticios) o las complejas mudanzas de una familia entera al exterior (situación que, por otra parte, me recuerda a mi niñez).
Por otro lado, hay sucesos con los que este señor nacido en New Hampshire en 1942 parece tener un conflicto: la muerte infantil (que se reitera prácticamente en todas sus obras), el abuso sexual, el incesto. A diferencia de otros, sin embargo, Irving logra, con los mismos elementos, historias muy distintas una de la otra, y personajes peculiares de los que uno necesariamente se enamora cada vez. Pero lo que más llama la atención es cómo maneja los problemas, con seriedad pero sin caer jamás en el dramatismo barato al que no queremos acostumbrarnos. De esta manera logra ser más interesante y de algun modo más realista, dando siempre a entender que, no importa lo que suceda, siempre uno termina saliendo adelante y sintiéndose bien de nuevo, adaptándose a las nuevas circunstancias, normalizando lo anormal.

A todos nos pueden suceder atrocidades más o menos graves, pero la verdad es que uno se acostumbra a vivir con las culpas, las vergüenzas o los dolores de cualquier tipo. Y casi siempre se termina olvidando lo terrible, perdonando, perdonándose y sonriendo por cualquier cosa, como los personajes de los libros de este novelista americano, que recomiendo leer a todos los que disfruten de una buena historia.