Thursday, July 31, 2008

¿Vale?

(Robo y más robo)


En la mesa cuadrada del bar que está pegada a la ventana hay siete objetos. En el centro están los elementos comunes: un cenicero aún limpio y un recipiente rectangular que contiene sobres de azúcar y de edulcorante. A la izquierda, un par de Ray Ban con montura de carey, unas gotas oftálmicas y un celular de dimensiones mínimas, de una marca que acá no existe. A la derecha, en el extremo opuesto, un Marlboro común bastante aplastado y un encendedor Bic, negro, de los chiquitos. Las jurisdicciones de Caro y de Mili están de algún modo delimitadas, y a pesar de haber sido mejores amigas en otra época ninguna de las dos se atrevería a colocar algo suyo en el espacio que tácitamente le corresponde a la otra.
Mili, la dueña de los anteojos, las gotitas y el celular, acaba de sentarse, mientras que Caro la ha estado esperando por más de diez minutos.
_Qué linda que estás, pero, ¿no tenés frío? _En efecto, Mili tiene puesta una musculosa blanca y un cárdigan plateado muy fino que pone de manifiesto unas clavículas y un esternón que Caro no recordaba tan evidentes hace unos años.
_Un poco. Es que llegué recién la semana pasada y la verdad es que no tengo casi nada de media estación.
_Claro. ¿Qué tal, allá?_Pregunta Caro con miedo, porque sabe la respuesta.
_Y, mirá, es todo una locura. Qué se yo, es otro mundo. Es otro el ritmo de vida, la cantidad de gente, de cosas que hay para hacer, y una que quiere hacerlas todas... bueno, te imaginarás.
Caro se imaginaba. Cuánto querría levantarse temprano, trabajar durante el día en algo creativo, almorzar zucchinis salteados en fritolim y después visitar salas, muestras, cafés, inauguraciones. Podría hacerlo, en realidad. Su ciudad no era tan fea después de todo. Pero las cosas han cambiado. Sin saber por qué, no consigue levantarse antes de las once. Lo que queda de la mañana es para ordenar la casa y comer, luego a su trabajo de oficina y de ahí de vuelta a la casa, a mirar televisión, agarrar algún libro y finalmente dormir.
Mili sigue hablando de algo que Caro no escuchó, pero al volver a prestarle atención ya está en otra cosa.
_Pero contame de vos, ¿qué hacés? ¿seguís en la editorial?
_Sí. _Contesta Caro. De hecho, no suena tan mal. "Trabajo en una editorial, trabajo en una editorial". Le gusta decirlo. Qué bueno sería trabajar realmente como editora de novelas históricas o de ciencia ficción. En realidad, sin embargo, su trabajo consiste en corregir puntuación a artículos de teoría económica para una revista mensual que nadie compra hace años.
_¿Y qué tal, te gusta?
_Sí, sí, bastante.
_¿Y qué pasó con el programa de televisión que me contaste por mail?
Qué boludes, por dios. Caro se arrepiente tanto de haber mencionado eso en un correo electrónico de hace como un año. Se encoje de hombros.
_No, nada, no salió al final. Pero mejor por un lado, porque era todo el día, iba a ser muy cansador...
_Decímelo a mí, que laburo como una loca. _El mozo les trae sus cafés. Caro inmediatamente le pone dos sobres de azúcar, lo revuelve y empieza a tomárselo. Mili no lo toca, y solo beberá un sorbo amargo cuando esté frío. Continúa hablando. _Cuando me llamaron para la entrevista yo estaba entusiasmadísima, porque obviamente, es el departamento de comunicación de Cover Girl, yo que sé, nunca pensé que me tomarían a mí, sobre todo con este acento argentino, que por más que disimule se nota. Para colmo, me dijeron que el puesto nunca lo había tenido alguien de menos de treinta años, así que imaginate, es muchísima responsabilidad...
_Claro.
_Che, ¿y tu novio? ¿seguís con él? _Mili destapa el gotero, echa la cabeza hacia atrás y se pone una gota en cada ojo. _Lentes de contacto, no me acostumbro. _Dice mientras tanto.
_No. Cortamos hace unos meses.
Mili tiene los ojos húmedos después de las gotas, pero el rimel no se le corre. Cover Girl.
_No te puedo creer. Yo estaba segura de que ibas a casarte con ese chico, tan buenito que era, ¿Manuel?
_Daniel.
Ambas se ríen.
_Qué nombre feo. _Dice Mili, y Caro deja de reirse.
_Los que se casaron son José y la Vale.
Mili abre mucho los ojos y vuelve a reirse.
_¡No te puedo creer! Pobre la Vale, si supiera...
_La verdad. _Ambas se ríen entonces, pensando en lo mismo. Qué amigas vuelven a ser en ese instante en que se ríen de otro. Pero el momento pasa cuando Mili saca una foto de adentro de su cartera.
_Mi novio._Le dice. Mili y un chico alto y lindo con la remera de Washing Machine están sentados en un sillón negro y cada uno tiene una cervecita en la mano.
_¿Cómo se llama?
_Tobías._A Caro le parece un nombre espantoso, muchísimo peor que Daniel, pero no dice nada. En cambio, murmura.
_Hubo un momento en el que realmente pensé que te ibas a casar con Santi.
Mili se ríe a carcajadas, y a Caro le molesta un poco que le reste tanta importancia al asunto. Pero en seguida recuerda que Mili siempre fue así.
_¡Pero por favor! No duramos ni tres meses. Yo de hecho siempre le dije "vos tenés que volver con Caro, porque es la única mujer que te aguanta". Y todavía lo pienso, así que yo que vos voy averiguando si está soltero.
_No, no creo.
_¡Pero dale! No seas tonta, quizás sea el amor de tu vida, como vos decías cuando estaban juntos.
_Bueno pero pasaron mil años. Me dejó, se fue, volvió, empezó a salir con vos... me daría mucha cosa estar con él ahora.
_En realidad nunca fuimos novios, te soy sincera. Yo nunca lo quise de verdad, y si estuve con el ese tiempo fue porque... yo qué sé, para no estar sola. No es bueno estar solo, a mí me hace muy mal.
_De todos modos, no sabría ni cómo ubicarlo. ¿Vos te comunicás con él?
_Para nada. Le mandé un mail una vez desde allá, y me dijo que le hacía daño que le escriba y que iba a cambiar su cuenta. Me sentí medio culpable, que cambie su cuenta por mí, pero bueno, yo estoy en otra, tampoco puedo hacerme cargo de todo el mundo.
Claro que no. Mili no se iba a hacer cargo de todo el mundo.
_Creo que te entiendo._Mentira número uno, pues no la entiende ni por asomo. Mili mira para afuera.
_Cuando me acuerdo de esta ciudad siempre lo hago con tristeza. Tanta basura, tanto tiempo perdido.Y cuando vengo, tengo la sensación de que nadie se alegra por mí, de que me vaya tan bien, de que haya superado todo esto.
_Yo sí me alegro por vos._Mentira número dos. Mili sonríe, como diciendo "gracias, y si no es así no me importa".
_Vos tendrías que irte de acá. Eso tendrías que hacer. Escuchame, una señorita licenciada en comunicación, estás en el mismo trabajo desde que estudiábamos, no puede ser. Es bueno cambiar, dejar atrás todo lo malo, que se yo. Te vendría bien.
_Bueno, sí, es fácil decirlo pero...
_¿Vos pensás que fue fácil para mí, irme, estar sola, en otro lado? Para nada. Hice de todo, hasta trabajé de moza, pero yo sabía que cualquier cosa era mejor que estar acá, y mirame ahora. Yo te digo que vale la pena intentarlo. Hagamos una cosa. Mi novio es subdirector de una revista de crítica literaria y de cine, allá. Te doy el mail para que le mandes tu currículum. Yo que sé, en una de esas...
Caro se entusiasma, sonríe y le brillan los ojos.
_Dale, dale.
_Ahora diculpame pero me tengo que ir, tengo dentista.
_¿Dentista?
_Sí, allá es carísimo. Así que aprovecho para hacerme de todo acá._Dice mientras se coloca los Ray Ban sobre la cabeza. Sonríe. Su boca no parece necesitar ningún arreglo.
_¿Me das el mail...?
_Te llamo y te lo doy por teléfono, ¿vale?_Ya se levantó de su silla.
_Bueno.
Mili le da un beso en la mejilla y sale del local haciendo sonar sus tacos. Toma un taxi en la puerta y dice una dirección. Caro siempre le dio un poco de pena, pero la verdad es que el que no se arriesga no gana, y ella tampoco puede pasarse la vida solucionándole todo a los demás. Bastante tiene ya uno con sus propios problemas.







12 comments:

Dalai irma said...

qué bajón esa charla de café

Anonymous said...

Si hubieras seguido como en el primer párrafo hubiera sido como el inicio de una novela de Robbe Grillet. Noveau Roman Chick Lit ja ja
¿Te puede la violencia emocional pasivo agresiva verdad? en lo que escribís, lo demás no se ja ja

theremin said...

dolce: sí.

cotox: sí.

joAco said...

guggenheim

Anonymous said...

A mí me gusta, una vez másssssssssssssssss, esa cosa como pendular, terminar el relato desde Mili y sus estúpidos pensamientos, y no desde Caro y los suyos.

Hernan said...

¿por qué todo el que deja comentarios hace obervaciones técnicas?

¿Quién sos theremin? No serás el Da-Vinci (robot) de la literatura, ¿no?

theremin said...

de una! que onda? por qué en este blog nadie se cuelga?

cuelguensé loco!!! cuelguensé!!!

theremin said...

(y moz, gracias, pero es ud demasiado condescendiente)

Anonymous said...

Theremin: Sí.

(Y me gusta).

Dalai irma said...

Yo sólo dije: qué bajón esa charla de café; ni hablé de literatura.

lombriza said...

A mi me gustó, y no voy a colgarme...
no puedo.
lo que no entiendo es eso de da vinci...

dissociative identity disorder said...

real & cruel.