Saturday, July 07, 2007

Tan bella

Siempre me pareció bastante estúpido que una persona te pregunte por tu canción, banda, comida o película preferida, porque sobre todo en lo que se refiere a cine, cuando me preguntan algo así nunca sé qué contestar. Entonces respondo lo primero que me viene a la mente, o sea nada. Pero ahora, aunque no sea del todo cierto, ya sé al menos qué me vendrá a la mente la próxima vez que alguien me lo pregunte: "My Fair Lady", contestaré.
My Fair Lady, el musical de Alan Jay Lerner y Frederick Loewe, adaptado de la obra Pygmalión, de George Bernand Shaw, data de 1964 y es la historia de una chica vulgar, su profesor de fonética y el amigo de este. Es una historia de aprendizaje, de princesas, de desafíos. Es una historia de amor en la que nunca termina de quedar claro cuales son sus elementos: si un padre y una hija, o un hombre mayor y una joven, o un profesor y una alumna. O ninguno de ellos. O todos a la vez.
Es una historia en la que él, un sesentón elitista y misógino, le transmite a ella, inteligente y chistosamente ingenua, no solo todo su conocimiento sino algo mejor: su pasión por el conocimiento mismo. Claro que finalmente es él quien se quiere llevar todos los laureles, pero para ese entonces Eliza Doolittle, aunque algo confundida ante en quién se ha convertido, adquiere una seguridad que le es propia, y que está más allá de todo lo que su profesor-padre adoptivo-objeto de deseo pudo haberle dado. Ella lo odia, porque el es insoportable, machista y superior a ella. Su único sueño es conversar con el rey para convencerlo de que le corte la cabeza. Pero también acaba por apreciar lo que su maestro le da: no solo educación, una casa bonita y buenos chocolates, sino fundamentalmente el descubrimiento de lo que la propia Eliza es. Ex florista, criada sola en el mundo y tan opuesta a su padre, un borracho simpático que no tiene ningún problema de cantar que "with a little bit of luck" se puede conseguir lo que se necesita, Eliza es desde el primer instante una dama, solo que todavía no lo sabe.
Fuera de la trama en sí, me gustaría hacer un par de observaciones. Las canciones son, en su mayoría, una verdadera maravilla, especialmente "Without you", en la que ella le intenta explicar que el mundo seguirá girando, la lluvia seguirá cayendo en las planicies españolas (evocando la posteriormente famosa frase "The rain in Spain stays mainly in the plains", con la que Eliza consigue aprender a hablar correctamente) y Keats sobrevivirá de algún modo sin él, y "I´ll miss her face", único momento de la película en la que el profesor Higgins se sincera, aunque sea solo a regañadientes, y asume que está totalmente involucrado, nunca sabremos con certeza a qué niveles, con su alumna, la complicada, impulsiva y díscola Eliza (why can´t the women be like the men? se pregunta el inglés).
Sumado a ello, tanto el mobiliario y fotografía como la indumentaria evocan perfectamente la maravilla de Londres en 1912, y los papeles secundarios, como Mr. Doolittle, el ama de llaves y la reina que parece ser la madre del profesor Higgins, son impecables.
Por último, amigos, estrellas eran las de antes. Audrey Hepburn, que en Breakfast at Tiffany´s puede haber dejado al público queriendo algo más, aquí se luce como nunca y la única palabra que parece adecuada para describirla es: perfecta. Además de su impactante belleza y su talento tanto al actuar como al cantar, en My Fair Lady Hepburn demuestra tener y saber hacer uso de algo que la mayoría de las actrices bellas, tanto de su época como de todos los tiempos, no parecen tener: es graciosa. Realmente hace reir. Tiene la versatilidad de hablar cockney, comer con fruición y chillar malas palabras sin timidez, mientras que media hora más tarde baila el vals con un príncipe, sin perder en ningún momento la gracilidad ni el humor.
La película ha sido interpretada como guerra de los sexos y hasta como lucha de clases, (vió que el marxismo da para todo). Yo prefiero entenderla como una bella creación, llena de una ternura que no empalaga y de un dinamismo que hace que las dos horas y cuarenta minutos transcurran como si nada. Prefiero pensarla y disfrutarla como lo que creo que es: un mágico cuento de hadas que la hace a una salir del cine y respirar profundamente el aire de invierno, convencida de que puede hacer todo, en fin, ser todo.

5 comments:

joAco said...

No tenías un blog para hablar de estas cosas, vos?

pf

theremin said...

un blog para estas cosas? que son estas cosas??? no, no tengo un blog para estas cosas. jajaja. Ebria otra vez...

Lucy in the sky with diamonds said...

A mi también me atrapó mucho de esa misma peli la ambientación Londinense de 1900 y pico.
Es genial.
Hace mucho que no la veo.
Le dejo un beso
Lucy.-

Thiago. said...

Amo tanto a Audrey, vi casi todos sus films, me puede. Es tan adorable.

Vebu said...

Audrey es maravillosa. Es una verdadera lady de educación esmerada y se le nota.